Tabú de las emociones
Uno de los objetivos fundamentales de la educación de los niños y las niñas, tanto en el ámbito familiar como en el escolar, es potenciar su desarrollo emocional a fin de conseguir que el niño o la niña cuente con una adecuada inteligencia emocional.
Lejos de lo que se cree en numerosas ocasiones, el aprendizaje emocional no es sencillo, puesto que no implica una sola tarea sino la combinación de varias.
Reconocer la emoción (y diferenciar unas de otras) será el primer paso para adquirir ese óptimo desarrollo de su inteligencia emocional. Pero reconocer una emoción no consiste únicamente en saber que esto que siento se llama “enfado”, por ejemplo. El reconocimiento habla de múltiples formas de expresión en múltiples personas, habla de variabilidad individual y habla de las emociones propias y la de los demás.
Una vez reconocida la emoción (“esto es lo que siento”) nos encontramos con la necesidad de expresarla. Ya sabemos que si la emoción no se expresa, se enquista en nuestro cuerpo y acaba pasando factura al cabo del tiempo. Disponer de un amplio abanico de formas de expresar las emociones (sin dañar a los demás ni a uno mismo) será el segundo paso en el desarrollo de la inteligencia emocional.
Por último, cuando ya sabemos que sentimos “tristeza” y deseamos expresarla a través del llanto, por ejemplo, nos quedará el último paso: gestionarla, qué hacer con la emoción, cómo canalizarla. Una gestión será más exitosa en tanto sepamos cómo surge la emoción, por qué nos afecta, qué pensamientos se anteponen a ella, qué opciones tenemos ante la aparición de los mismos y qué queremos hacer con ella. “Me siento triste por esto, que me ha afectado de esta forma. Quiero deshacerme de esta emoción y lo voy a hacer de este modo”.
En los niños y niñas, este aprendizaje se produce de manera paulatina en función de las experiencias cotidianas que van poniendo a prueba su desarrollo emocional. Existe, además, una amplia diversidad de materiales elaborados con tal fin que les ayudan en este sentido. Pero demasiado frecuentemente caemos en la simpleza de hablar en exclusiva de las emociones básicas: alegría, tristeza, enfado, miedo, sorpresa y poco más.
El material que a continuación os presento pretende ampliar la riqueza emocional de los niños y niñas que ya han adquirido la lectoescritura y ya se manejan con las emociones básicas. La culpa, el asco o la decepción comienzan a ser emociones que vivencien con intensidad, y nada mejor que jugar con las emociones para facilitar su adquisición y experimentación.
A modo del conocido juego Tabú, os presento “El tabú de las emociones”, que incluye 18 tarjetas de emociones con las correspondientes palabras que no podremos utilizar (palabras tabú) para definirlas. El objetivo del juego es que el jugador haga que sus compañeros adivinen la emoción. Para ello, podrá utilizar cualquier otra palabra (excepto las tabú), contrarios de esa emoción, situaciones en las que la hayan experimentado, sensaciones corporales que provoca o cualquier otro modo que ayude a aclarar de qué emoción se trata. Si el grupo adivina la emoción, conseguirá un punto. Si el jugador dice una palabra tabú, perderá la oportunidad de ganarlo. Consigue la victoria el equipo que más palabras adivine. Es un juego estupendo para trabajar, además, en equipo.
¿Preparados para descargar las tarjetas?.
2 Comentarios
Buenas noches,
Trato de descargarme este material, me he dado de alta pero no consigo encontrar el link para hacerlo. Me sale todo el rato la misma páginaindicando que me registre, lo hago y de nuevo igual.
Hola Ana,
Puedes descargarlo aquí http://formacionyoapoyoaltel.com/download/13818/
Saludos