Programación de clases semipresenciales
Para docentes, familias, alumnado y para toda la comunidad educativa en general, septiembre es época de cambios, de nuevos comienzos y, en consecuencia, a veces también de nervios y estrés.
Pero este 2020 está batiendo récords en cuanto a caos y falta de estabilidad. Por eso me he decidido a escribir este post con consejos para programar clases semipresenciales. Si no es vuestro caso quizás os ayude también, porque la organización y la planificación en esta profesión nunca están de más. ¡Comenzamos!
Lo primero que os aconsejo es tener a mano un calendario para apuntar los festivos y las fechas de las sesiones de evaluación. Un truco aquí es dejar unos días entre las últimas actividades evaluables y la sesión de evaluación, para tener margen para corregir o para algún alumno/a que haya faltado. Una vez hecho esto y con nuestro horario en mente, así como el cuadrante de los días que le toca a cada subgrupo venir presencialmente al centro, contamos los días de clase presencial y a distancia que tenemos con cada subgrupo. Esto es válido también si damos clase a varios grupos del mismo nivel. La idea es encontrar desequilibrios, si los hay, para adaptarse a ellos.
Una vez hecho esto, tenemos que pensar en la metodología que vamos a seguir (trabajo por proyectos, flipped learning…). Es importante tener claro qué partes de la materia son más adecuadas para trabajo autónomo del alumnado, es decir, para los días no presenciales, y cuáles necesitan de nuestra presencial en el aula. En mi caso, las partes más teóricas las van a trabajar en casa, mientras que las partes más prácticas se van a realizar en el aula, pero esto depende mucho de la asignatura. Por ejemplo, en las materias lingüísticas, la interacción es una parte importante, lo cual debe ser tenido en cuenta.
El siguiente paso es temporalizar las unidades didácticas, teniendo en cuenta todo lo que hemos hecho hasta ahora. Y ya podemos empezar a planificar las sesiones concretas: explicación, actividades, pruebas de evaluación… todo lo que vayamos a hacer cada día.
Las circunstancias hacen que tengamos que ser muy organizados/as, por lo que es recomendable que quede escrito en algún sitio, ya sea en papel o digital. Y no olvidéis que cada día debemos programar 2 sesiones: una presencial y otra a distancia, que deberán rotar entre los grupos. Por ejemplo: el lunes viene al centro el grupo 1 (preparo una sesión presencial) y el grupo 2 trabaja desde casa (preparo una actividad para hacer por su cuenta). El martes se intercambian, por lo que haré con el grupo 2 lo que el lunes hice con el 1 y viceversa. Esta rotación puede ser por semanas, dependerá de vuestro horario. Lo que a mí me ha servido es ver cada cuanto tiempo se repite un ciclo, es decir, que todos los subgrupos hayan tenido el mismo número de clases presenciales y no presenciales. Así, programo todas las sesiones del ciclo y sólo tengo que asignarlas a los días correspondientes.
Y por último, para hacer llegar al alumnado las tareas, debemos elegir el medio de comunicación: e-mail, plataforma educativa… Muchas veces esto nos vendrá marcado por el Centro. Una buena idea es programar los correos o las actividades en la plataforma para toda la unidad, al mismo tiempo que planificamos las clases, de esta forma ahorramos trabajo.
Como veis, el sistema no es muy diferente de lo que haríamos en condiciones normales, sólo que requiere más atención. Personalmente me estoy tomando esto como una oportunidad para aprender y para ser más organizada, que como he dicho al principio nunca viene mal.
Espero vuestros comentarios…