De Primaria a Secundaria: alumnado TEA
El paso de Educación Primaria a Secundaria es uno de los momentos clave para el alumnado.
Es un momento que genera preocupación por el momento evolutivo y del desarrollo en que ocurre: cómo será la adaptación, aumento de responsabilidades, un nuevo entorno… y todo ello en la etapa de la pre-adolescencia.
Si a esta situación le sumamos, además, el paso al instituto con diagnóstico de Trastorno del Espectro del Autismo (TEA), la sensación es aún más angustiosa: cambio de instalaciones, de profesorado, en los horarios, en las materias, en los compañeros… supone una ruptura total con las rutinas.
Para que esta transición sea exitosa, existe un intercambio de información entre los distintos centros. Este intercambio es imprescindible para el alumnado TEA, ya es necesario conocer las particularidades para ajustar la bienvenida y que el instituto, de inicio, sea un lugar acogedor y respetuoso con sus necesidades.
Los días previos al inicio del curso escolar son determinantes para que esta transición sea respetuosa con el alumnado con esta condición.
Es importante establecer un Plan de Acogida que recoja la planificación de las actuaciones que llevaremos a cabo con el alumno y la familia y que facilite el proceso de adaptación al centro: entrevista inicial, visita por las instalaciones del centro, entrega de una carpeta con algunas recomendaciones para el primer día, anticipación del acompañamiento el primer día de clase…
El poder establecer un vínculo inicial con su tutor/a y los especialistas (PT, AL, TSIS, orientador/a) favorecerá que el alumno/a pueda dirigirse a ellos cuando algo les inquiete o necesite clarificar alguna situación.
Además, es vital que el claustro tenga conocimiento de las necesidades especiales del alumnado con TEA. En esta transición de primaria a secundaria, el número de docentes que atienden al alumnado aumenta significativamente: de un tutor y tres o cuatro especialistas a once o doce docentes. Un claustro sensibilizado con la diversidad, conocedor de las necesidades educativas especiales facilita este paso y evita malinterpretar algunas conductas.
Tejer una red sólida basada en los principios de la inclusión educativa, en la equidad, en el respeto a la diversidad, y con el compromiso de toda la comunidad educativa, hará que ese paso, ese “salto al vacío”, sea menos drástico y genere menos incertidumbre e inquietud en el alumnado con TEA.